martes, 9 de abril de 2013

Cerca e trova



Un golpe seco, eso le despertó. ¿Qué había sido ese ruido? Bah, se dijo, déjate de películas, seguro que han sido los gatos. Malditos bichos, a ver cuándo se los llevaban de una vez. Se volvió a dormir, pero no pudo. Ahora era el teléfono, parecía que el universo confabulaba para no dejarle descansar.
Se levantó a tientas y lo cogió, ¿desde cuándo pesaba tanto el cacharro ese? Al otro lado pudo percibir la voz de Ezio, habían pasado meses desde que contactaron por última vez. Y nunca llamaba si no era por una razón de peso, escuchó tranquilamente. Al menos merecía la pena la llamada. Ezio le dijo en pocas palabras que si podían verse mañana para dar una vuelta a mediodía. Ella le dijo que por supuesto que sí, no lo dudaba.
Al día siguiente se reunió con él como una turista más en el centro de la ciudad. Ambos eran italianos que escaparon por poco y se asentaron en España, y ambos habían caído de casualidad en ese submundo. Una vida paralela donde todo estaba mezclado; pero muy claro, casi demasiado. Hoy, en esa calurosa mañana de agosto, Ezio le trajo un papel con unos nombres y unos sitios. Sólo le dijo tres palabras, su clave: “Cerca e trova”.

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