Hoy os traigo un pequeño texto
sobre Riga, la capital de Letonia. Para entrar en materia un poco de contexto. Letonia
es, junto con Lituania y Estonia, uno de los tres países bálticos, que hasta
1991 pertenecían a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Su
capital no tiene más de 700.000 habitantes y permite viajar de la Edad Media al
pasado soviético, pasando por el Art Nouveau de los locos años veinte en apenas
un recorrido de ocho horas.
En realidad, todo esto le dota de
un encanto especial, aunque en gran parte la ciudad es una desconocida. Además,
sólo lleva día y medio conocerla con profundidad y admirar sus pequeñas joyas.
Entre ellas destacaría la iglesia
de San Pedro donde recomiendo subir en el ascensor que lleva a la torre y
observar las vistas desde allí. El barrio Art Nouveau, en realidad está por
todas partes y en cada edificio, pero hay tres calles donde abunda y, además,
dedicar un rato al museo dedicado a él. Se trata, simplemente, de la antigua
residencia de uno de los principales arquitectos letones; pero conserva toda la
decoración de la época. También, pasear por su casco histórico sin prisa,
deteniéndose a mirar cada edificio porque todos tienen una pequeña magia
especial. Aparte, cabe mencionar la plaza del ayuntamiento con la estatua
dedicada a San Jorge y la Casa de la Cabezas Negras (no sé si es una traducción
correcta) o la iglesia ortodoxa.
Sin embargo, mencionar que, en
contraposición a Tallin de la cual hablaré más adelante, su pasado soviético
está más presente. Por ejemplo, el museo a la guerra o el monumento a la
liberación, por no hablar del Museo de la Ocupación, al cual no pude entrar
porque estaba cerrado por obras.
Pese a todo, es una ciudad que
recomiendo para realizar un tour de diez días por las tres capitales bálticas
(Vilna, Riga y Tallin) y disfrutar de un pasado que no está tan lejos como
puede parecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario